Dos
personas, de las que sabe, están escribiendo sobre el tema Atlixcayotl,
basándose en fotocopias de su texto original, obtenidas de manera ilegal.
Así que respondiendo a su petición, resumo:
La palabra Atlixcayotl la utilizó por primera
vez un grupo de mujeres indígenas de Atlixco, el cual se llamó
Grupo de Danza Regional Atlixcayotl, y se formó con este nombre para hacer una
presentación en el Auditorio de la Reforma de la ciudad de Puebla.
Esta presentación se realizó,
conjuntamente con estudiantes oaxaqueños, en septiembre de 1965,
y se llamó “Oaxaca, música, canto y danza”.
Para aquella presentación se cobró una entrada que
permitiera recuperar algunos gastos y rescatar los trajes que para éstos Cayuqui
empeñó, lo que da una idea de los problemas que se tuvieron pero que se
resolvieron, como fue por ejemplo integrar al grupo con hombres de Oaxaca y
mujeres de Atlixco porque las mujeres oaxaqueñas no tuvieron el permiso de sus
padres de venir a la ciudad de Puebla.
—A ver —lo detuve—, hablas de esta presentación
en septiembre de 1965, pero también hablas de rescatar en ese entonces
trajes
que empeñaste. Entiendo que ¿ya había
algo atrás porque ya existían esos trajes?
—Son parte de una investigación todavía de diez
años atrás, por lo que Atlixcayotl estará celebrando sus 50 años, pero yo
estaré celebrando mis 60 años de investigaciones.
También tenía ya la música grabada, apuntes de la coreografía, dibujos míos y
fotografías.
Con gran éxito, el grupo de muchachos
indígenas de la universidad oaxaqueña y las muchachas de Atlixco, tuvieron
presentaciones durante dos días en el Auditorio de la Reforma.
Fue ahí donde Cayuqui
decidió traer al grupo a Atlixco al día siguiente para hacer una presentación
“en un lugar que siempre me gustó, que siempre pensé serviría para eso: la
escalera ancha”.
Ese día llovía, era de noche y estaba a reventar de
gente. Era la primera vez que se tenía en Atlixco un espectáculo de esta
naturaleza, y gustó tanto que se pidió que volviera, pero Cayuqui valoró que
los danzantes oaxaqueños no regresarían debido a las carencias que vivieron en
Puebla, y por lo que “yo no tenía cara para volverlos a invitar”, expresó con pena
todavía.
Cayuqui entonces decidió armar un programa atlixqueño,
para el cual se adoptó el nombre de Atlixcayotl, presentándolo el 20 de
diciembre de 1965. Este fue el primer Atlixcayotl, realizado en la escalera
ancha, por lo que Cayuqui aclaró que Atlixcayotl cumple 50 años el próximo mes
de diciembre, y el Huei Atlixcayotl y el Atlixcayotontli, cumplen 50 años en
septiembre de 2016.
El libro
Hasta aquí Cayuqui permaneció recargado en dos
paquetes que tenía sobre la mesita redonda de la habitación del hotel, y
mientras se colocaba los anteojos, hizo una interesante conclusión:
“No hay que subestimar la importancia del Atlixcayotl. Digan lo que
digan, fue el Atlixcayotl lo que puso en movimiento los mecanismos que
transformaron Atlixco en la ciudad que es hoy día.
Cuando
conocí Atlixco por primera vez, allá por mediados de los años cincuenta, no
había nada, NADA.”
Y lo describió:
“Atlixco era un pueblo simpático pero gris. Nada
lo distinguía de las demás ciudades chicas de la provincia mexicana. Su único
reclamo a la fama eran sus fábricas textiles que para entonces
estaban en declinación y, ya lo sabemos, terminaron en la ruina.”
Y pasó al anunció que responde a quienes durante años
le demandamos el testimonio escrito por él, solo por él:
“Todo este proceso del Atlixcayotl y su
significado lo he vertido en el texto de este libro que he titulado ‘Atlixcayotl,
fiesta, danzas, usos y costumbres de Atlixco, Puebla’ (Tomo I). Lo he
titulado así por el momento, aunque sigo buscando el título
más adecuado.”
Me mostró la propuesta de un libro en pasta dura, y me
explicó que “pude
terminar el primer borrador del libro con la ayuda de una beca otorgada por
CONACULTA y la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Puebla como
consecuencia de un concurso que gané en 2005, pero muchas personas más me
ayudaron en el proceso cuyos nombres son mencionados en los reconocimientos del
libro.”
Tras abrir sus páginas varias veces, unas para
encontrar algo específico y otras al azar, recargó la espalda con pesadez en la
silla y expresó:
“Sé que por lo menos hay dos personas más que
están escribiendo historias del Atlixcayotl, pero que son basadas en fotocopias
de mi manuscrito original, obtenidas ilegalmente”.
El peso de esto me hizo permanecer en silencio,
esperando escuchar la solución que seguramente viene jugado en la cabeza
durante el día y la noche, y agregó:
“Pero será fácil refutarlas, ya que mi obra está
registrada en los archivos de la biblioteca del congreso de Washington desde
2007.”
El primer borrador es un legajo de 450 páginas que
tomó en sus manos para mostrarlo mientras destacaba que “las
ilustraciones fueron ejecutadas por el propio autor, unas 150 de
ellas y 100 fotografías del proceso de la creación del festival nunca antes
publicadas.” +
NOMBRES CAYUQUI, NOMBRES!! PIRATAS LITERARIOS.
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